Recuerdos, suenios y nostalgias

Estoy en el colectivo, el trafico esta pesado y apenas se avanza unos pocos metros por minuto.
Me aburro, no hay nada para hacer, me coloco los cascos y prendo la música en aleatorio. Las canciones pasan y con ellas los minutos, pero la letra resbala sobre mi cabeza, la encuentro insípida.
El congreso está cortado, se da un rodeo, más tráfico pesado allí, más tiempo de espera.
Buenos aires esta fría por más que sea primavera pero dentro del colectivo hace calor y la humedad no hace más que agravarlo.
Todo ahora es monótono, aburrido, perdió su color hace ya tiempo atrás. Nada más que recuerdos rondan por mi cabeza. Fuimos amigos, podríamos haberlo seguido siendo. Pero errores se cometen, somos humanos después de todo. Naciones gobernadas por humanos. La codicia, la pasión, el odio, todo depende de esta humanidad que tenemos.
Así se producen las separaciones, así esta guerra sangrienta, sin sentido y manipulada por otro que prometía ser lo que no fue e  hizo lo que no debía. No es culpa solo suya, es mía por creerle, que mejoraría mi vida y me llevaría adelante.
Fuimos aliados de los mejores, ex colonias económicas he escuchado mencionar, por su ayuda me forme como país en muchos casos.
Yo se que él no quiso esta guerra, ninguno la quiso, fueron ordenes, simples ordenes que desprendieron de mi un territorio querido y alejaron de mi lado.
Aun así disfruto verte en las reuniones, peleando con otros países y también conmigo; recordando viejos tiempos en los que éramos felices; y hablando de otros temas contigo, después de todo las Malvinas no son lo único que nos une.

El tránsito finalmente se despeja y el colectivo circula normalmente. Con estos pensamientos llego a mi casa y me dispongo a entrar. En un día como este, nublado y frío, no hay nada mejor que sentarse en el sofá a mirar televisión y relajar la mente, ese tipo de días traen malos recuerdos.

Ya pasada la tarde me dispuse a dormir, la noche era acogedora, cálida sin ser sofocante y fresca sin ser fría.
Y soñé, un sueño hermoso, una gran utopía para este conflicto.
En ese sueño estamos Reino Unido, Malvinas y yo en una tarde, no peleando por ella como lo hacíamos usualmente sino sentados tomando mate cocido y jugando con él, como una familia.